miércoles, 28 de enero de 2009

SOLO PENSAR QUE YA NO RÍAS…

Solo el simple y traumático pensar en que un día ya no volverá a reír; me hace sentir de manera estupefacta.
He visto morir a los vivos y en mi recuerdo, vivir a los muertos. He sentido el cantar de las gaviotas, y el terrible sonido de un enjambre de langostas. He mirado el cielo y pude ahí conocer a Dios con su divina luz y su eterna pureza, y he conocido forzosamente el infierno sintiendo las manos del diablo acariciar mi piel.
Conocí todo, y sin más; no conozco nada. Presencié mi todo y nada de él entendí.
Pero no ha sido esto generador de mi pesar y de la falta de mi aire…
Vi un día en tu cara esa sonrisa que me despertó. Presencié a la propia esperanza en persona. Me explicaste que todo vale sin decirme ni una sola palabra; me llenaste de magia y no poseías ni una sola varita.
Ahora pues tus labios no dejan que tus blancas gemas se llenen de luz.
Te has apagado y tu sonrisa a mi esperanza ya no más la ha de exitar.
Se claramente lo que te angustia; no me es indiferente. Sufro por ti… valla si lo hago. Temo pensar que un día de estos debas sufrir como me toco a mí.
Pero de una forma u otra, mantengo calma. Conciente soy que toda decisión de Dios es sabia y necesaria. Puede no parecer justa; pero de seguro que es necesaria.
No desesperes, no permitas que tu dolor te desquicie. Su fuerte, ¡Muy fuerte! Respira, que si buscas encontrarás aire. Mira a tu lado; yo estoy aquí. Y aunque la voluntad misma de Dios desconozco, seguro estoy que todo tomará el rombo correcto.
¡Calma!... paciencia, mira mi mano, tendida está para que siempre que lo desees te sujetes de ella. ¡Ha! Lo más importante… aunque caigan rocas, meteoros envueltos en llamas, aunque terribles huracanes, de tu mundo te intenten despegar; sonríe… ¡siempre sonríe!, que tu sonrisa te hace fuerte… me hace fuerte; y si estamos juntos; te lo aseguro... nada nos destruirá.

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