domingo, 7 de febrero de 2010

BENDITA CONFUSIÓN

Caminaba anoche por un mar de tinieblas que aceleraban mis pálpitos y alertaban mis sentidos. Todo allí era oscuro y espeluznante. Luz, fuego y calor eran tan solo los deseos más primeros de mi mente; frío, oscuridad y grises nubes que confundían mi visión me rodeaban y abrazaban forzándome a forjar con ellos una amistad que no me era del todo grata.
De repente pude divisar dos objetos extraños en tanta rutina. Allí estabas tú con tus brazos extendidos esperándome para acogerme, mientras que a tú lado brillaban dos tristes ojos niño espantado que agitaba el cielo con sus lágrimas de temor.
Tu mi ángel celestial, a quién había deseado toda mi vida y jamás te habías fijado n mi, ahora extendías tus manos aclamando mi cuerpo como tu única salvación. Al fin podría hacerte mía.
Y aquel chico… también sería su única oportunidad de escapar de ese augurio, que más da, los llevaría a los dos conmigo.
Pero tan solo y mi pensamiento desafortunado cruza por mi cabeza, aparece un hermoso ángel demoníaco que por poco no logra hacerme uno con la tiniebla que me rodeaba. Mirándome a los ojos sonríe y exclama: “Solo a uno contigo podrás llevar. Decide ahora: por un lado tienes a tu amor celestial y por otro lado a un chico que no conoces y que jamás has visto. ¿Difícil elección? El ingenuo más grande podría elegir bien. Incluso tú”
Tras un silencio ruidoso respondí de igual manera a su irónica sonrisa y contesté: Claro que la respuesta es obvio. Tonta pero obvia. Llevaré conmigo al chico. “Pero ¿como…” preguntaría él. Y sin que su ignorante frase culminara, yo respondí. Tú jamás lo entenderías y al decir verdad tampoco yo lo entiendo del todo. Quizás a mi cuerpo y conveniencia le sirva más en vida esta mujer, pero a mil limpia conciencia y al mismísimo fruto del mundo será más útil este niño que sin dudar podrá lograr cosas grandiosas…