miércoles, 28 de enero de 2009

NO ES TU CULPA

No. No por favor… no.
No quisiera pensar que te sientes culpable por mi culpa.
No fueron tus palabras las que me hicieron sentir mal. Se bien que ellas solo superficiales fueron. Creación seguro de tus impulsos.
Se bien que en realidad no piensas así. No temas pues. No te culpes.
No fueron tus palabras las que irritaron mis ojos y los ahogaron en lágrimas.
¿Y tu indiferencia?
Tampoco. Creces hoy y contigo esa normal arrogancia que con el tiempo te hará crecer más que físicamente.
Y si piensas que tu cambio de actuar es lo que me lastima… debo decirte que te equivocas.
Es verdad que tu cambio es grande y difícil de aceptar. Pero no me sorprende eso se que pasado el tiempo será mucho mayor. Después de todo así fue conmigo también. Así es con todos.
Recuerdo que hasta hace poco, yo era Sócrates para vos, y ahora soy nada más que Anito.
Es esa la regla de la vida. Y vuelvo a repetirte, no es por eso que estoy así.
Ya que insistes te contaré que es lo que me inquieta.
Aunque no es fácil para mí pronunciarlo, menos fácil es superarlo.
El cansancio pesa hoy sobre mi alma. Fuerzas pocas me quedan. El mundo me agobia, me deprime…
Mi cuerpo pesa. Mucho pesa. Ya no quiero caminar. No al menos en este mundo.
Y si… hoy estoy así porque descubrí, o en realidad, solo acepté, que solo soy un vago en este mundo. ¡Y no soporto serlo! ¡Maldición!
Y si así debo decírtelo; a ti te culpo.
No porque sean tus palabras las que me han herido así, ni tu indiferencia, ni tu reciente forma de actuar.
Sino que culpables eres al igual que aquellos con los que engendras amistad de que mi cansancio no cese aun.
Culpable eres por mostrarme un mundo diferente, un mundo puro, un mundo en el que vivo a gusto y un mundo en el que poseo lo que necesito.
Y si… culpable eres.
Y gracias. Gracias por permitirme culparte…
Gracias por enseñarme que aun tengo tiempo para aprender a vivir.

No hay comentarios: