miércoles, 28 de enero de 2009

EL CIEGO, EL SORDO Y EL MUDO

Para comenzar un dichoso nuevo año, buscaré atraparlos con una breve historia.
Existieron una ves tres grandes amigos cuyo vínculo afectivo era demasiado fuerte, pero a pesar de esto existían grandes diferencias impertinentes en ellos que bloqueaban una amistad perfecta, a su entender.
Un día estos tres amigos sufrieron un cruel accidente.
A su desgracia, un sentido a cada uno abandonó. Siego, sordo y mudo eran ellos ahora.
Duro, muy duro era esta tragedia para ellos. ¿Para quién no?
Luego de salir del hospital el mudo y el sordo se dirigen al ciego (que era quién más perdido se encontraba), y allí se reencuentran los tres.
El sordo dice al ciego “es cruel perder la vista y no saber en donde estas parado. Es atroz pensar que el resto de tu vida serás ciego…”
A lo que el ciego contesta “muchos los hay ciegos y teniendo la vista sana”
El mudo sonrió, pero ni una sola palabra de él se escuchó. El sordo habiendo leído los labios del ciego (algo para lo que ya era muy bueno), insistió… “verdaderamente lo siento por ti. Yo puedo leer los labios de las personas y vivir perfectamente sin mi oír. Él puede expresar lo que siente de otra forma que no sea con tus palabras. Pero tu…”
En ese momento el mudo gira a su espalda y el ciego insinúa “hermosa música que se combina con el cantar de las gaviotas. Nunca había escuchado algo igual. ¿Qué opinan ustedes?... ah! Por un instante lo olvidaba. Tu eres sordo que vez y habla, pero que no escuchas. Dime mi amigo ¿Qué será tu mundo sin música? Quizás el mismo que el mió sin colores, y el de él sin palabras…
Hemos sufrido un cruel accidente y sentidos diferentes se nos han quitado, en lo que me concierne, ninguno más importante que otro.
En el mundo todos poseemos algunas virtudes para enfrentarnos a éste, y escaseamos de otras que no quisieron correspondernos.
Tu eres tan poderoso como yo, puedes serlo más o también menos.
Si yo quiero puedo; te lo aseguro… puedo.

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